Tradicionalmente se ha creído que la Cordillera de los Andes ha impedido el contacto entre Argentina y Chile. Esto es cierto y al mismo tiempo relativamente falso. Es cierto en el norte del país. Y menos cierto a medida que se avanza hacia el sur. Por eso en nuestra zona los contactos entre ambas partes pueden ser calificados de múltiples.
Lo correcto sería entender la cordillera de los Andes como una "zona de frontera", que es distinta a la noción de "frontera" que se nos ha inculcado por medio de nuestro sistema educacional, a lo largo ya de dos siglos. Una frontera se la supera. En la medida que se derrote los peligros y se sobreviva o se cumplan los requisitos impuestos por quienes la controlan. La "zona de frontera", en cambio, tiene que ver más bien con un lugar de tránsito; ciertamente, de difícil paso. Sin embargo, esa misma dificultad, permite la construcción de relaciones y vínculos humanos, aunque intermitentes, muy sólidos.
En efecto. Localmente, el paso "Cardenal Samoré" permanece abierto la mayor parte de los días del año. Y por ello se constituye en el paso con más potencial de transferencia de mercancías y personas a lo largo de toda la Cordillera compartida por Argentina y Chile. El paso "Cardenal Samoré", en consecuencia, se constituiría en el más importante corredor geoeconómico entre Chile y Argentina.
Actualmente, la Región de Los Lagos pose a lo menos siete pasos. De sur a norte, Paso Río Encuentro, Futalefú, Río Puelo, Río Manso, Vuriloche, Perez Rosales (Peulla), incluido el Cardenal Samoré, este último es postulado como parte central de un corredor que conecta la Región de Los Lagos y la Provincia del Rio Negro y pone en contacto directo a las ciudades de Osorno y Bariloche.
Sin embargo, a lo largo de toda la Cordillera y, digamos, a lo largo de la "frontera política" argentino-chilena, igualmente existen "otros" vínculos. Pasos no oficiales. Incluso clandestinos. Todos ellos han sido ocupados desde siempre por los indígenas que habitaban estos territorios antes y después, mucho después de la llegada de los españoles. Durante la primera mitad del siglo XIX (en que se configuran en Latinoamérica los proyectos de Estado nacional), durante también la segunda mitad del mismo (en donde se expande el mismo Estado) y todavía, durante prácticamente todo el siglo XX (en donde parece consolidarse el Estado nación), dependiendo de coyunturas de inestabilidad política, esos mismos pasos clandestinos o boquetes se han convertido en verdaderas puertas a la vida y la libertad para los que escapan de la persecución política. Además de todo, estos mismos pasos clandestinos y "boquetes", seguramente son ocupados con regularidad por otros que escapan, incluidos traficantes y delincuentes. Pero los pasos clandestinos o los "boquetes" no constituyen parte del saber oficial. No son parte del saber librezco o educacional. No pueden serlo dado que constituyen parte de actividades "no oficiales", no legales o francamente ilegales. Sin embargo, son parte de un saber social y seguramente forman parte de la cultura alternativa, no escrita y por tanto asociada a la oralidad.
Junto a los pasos y boquetes, existen otro tipo de vínculos que pueden ser llamados corredores. Más allá de su uso cotidiano, el concepto de corredor posee una enorme variedad de aplicaciones desde el punto de vista intelectual y científico. El significado primitivo se relaciona al intercambio exclusivamente comercial. Pero la acepción de corredor se ha ido ampliando.
Desde el punto de vista ecológico o biológico, un corredor es una vía de conectividad entre distintas áreas biodiversas.
Un corredor turístico, por su parte, permite la conexión y el establecimiento de circuitos entre distintas zonas de atracción precisamente turística.
Mientras que un corredor vial, permite el flujo de transporte, de personas, mercancías, lo que termina asociándolo a un impulso comercial.
Un corredor geográfico, por su parte, corresponde a un eje, que permite la comunicación entre dos regiones. Este contacto tiene raíces históricas. Lo anterior necesariamente implica que esta relación ha sido permitida por condiciones geográficas con cierto nivel de conectividad. Y todavía, a partir de ciertas condiciones de modernización y disposición tecnológica, puede ser mejorado para permitir el transporte.
El corredor bioceánico, por último, permite entre distintas regiones. Este contacto normalmente se constituye a partir de rutas trazadas y en el caso latinoamericano, permiten conectar sectores costeros ubicados, tanto en el lado Pacífico como Atlántico. La noción de corredor bioceánico se constituye en alternativa y estrategia de desarrollo de procesos de integración de países y regiones. Según Inostroza y Bolivar, "El concepto de ´corredores bioceánicos´ convoca tres dimensiones significativas: su realidad territorial, la multimodalidad de dimensiones innovadoras que evoca y, el ser, en determinados casos, objeto de políticas y estrategias de integración subregional. Desde hace muchos siglos y, en especial, en sus formas contemporáneas, los corredores bioceánicos suponen territorios donde fluye lo más avanzado del desarrollo mundial. Estrechamente ligados a los corredores se desarrollan complementos o requisitos imprescindibles como las vías de comunicación y transporte de todo tipo, los corredores comerciales, industriales y turísticos que se relacionan a los trazados viales y el desarrollo de grandes centros de desarrollo como son las ciudades tecnológicas" (Luis Inostroza Fernandez y Augusto Bolivar Espinoza, Corredores bioceánicos: territorios, políticas y estrategias de integración subregional, Análisis Económico, segundo cuatrimestre, año/vol. XIX, número 041, Universidad Autónoma Metropolitana, Azcapotzalco, Distrito Federal, México, pp. 153-174).
De todas las nociones de corredor importan la de corredor geográfico y la de corredor bioceánico.
En consecuencia, más allá de todos los pasos que hoy se observan en la Región de Los Lagos, también existe un corredor geo-bioceánico. Posee antecedentes históricos de distinto tipo. Este corredor, tanto en el lado chileno como argentino se extiende, poco más o menos, por el paralelo latitud 40º sur.
Uno de los objetivos que nos hemos fijado a partir del proyecto del portal "www.latitud40.cl" es identificar y proponer la existencia de corredor geo-bioceánico en la Décima Región, que corre precisamente a la altura de latitud 40º sur, muy cerca de la locallización de Purranque.